miércoles, 13 de junio de 2012

Reseña del festival por Anahí Luna

Gracias por el jazz

Por:  ANAHÍ LUNA VELASCO

Tocar jazz es como hablar con
el corazón. No puedes mentir.
Bunk Johnson

HACER un festival de música es celebrar la vida. También es unir entusiasmos, pasiones, amistades y un poco más que preocupaciones. Después de casi 3 semanas de intensa actividad, el Festival Internacional Colima Jazz concluyó ayer, en medio de los calurosos aplausos y cariños a la gran figura del jazz mexicano, el contrabajista Agustín Bernal, quien se presentó en formación de trío, con Gabriel Puentes en la batería, y el joven saxofonista Diego Franco.


Poderoso cierre para una magnífica apertura de la temporada de conciertos que vivimos en esta noble ciudad.  En la primera noche, el multipremiado músico cubano, Rolando Luna, desbordó, con las notas del piano, un dulcísimo sabor de Almendra, latin jazz y boleros que no hicieron más que invocar todo el amor posible en una inolvidable noche. 

 

 

El segundo y muy emotivo concierto fue liderado por una joven y poderosa saxofonista tenor, la chilena Melissa Aldana. Las tres propuestas musicales estuvieron a la altura de cualquier otro festival de jazz a nivel mundial.


Por si fuera poco con los conciertos, las actividades del Festival también incluyeron conferencias magistrales por parte de los músicos invitados, un taller de improvisación dirigido por el guitarrista Tom Kessler, una exposición de dibujos de jazz del pintor tapatío Carlos Torres, una muestra cinematográfica que abordó algunos clásicos del cine y jazz y un interesantísimo proyecto que contempló intervenciones musicales matutinas en algunas escuelas de Colima y plazas públicas, gran proyecto para acercar a los jóvenes de nivel secundaria al lenguaje musical y sus infinitas posibilidades.

 

El balance es muy positivo, si tomamos en cuenta los complicados tiempos electorales que vivimos, la crisis económica mundial y el poco presupuesto e interés real que las instituciones dedican a las artes en general. La apuesta, por parte de la directora Karina Robles y todo el trabajador equipo de Universo Xhudc y la Dirección General de Radio Universitaria es digna de reconocerse. 

 

 

 

 


 

 

 

Quisiera detenerme un poco en esta suerte de celebración para hacer un reconocimiento público a la mujer que está detrás de todo esto: Diana Peña, productora, escritora, conductora del programa radiofónico Vibración azul y, por supuesto, infatigable amante del jazz y el blues. Más allá de la calidad humana, generosidad y entrega con la que Diana vive cada instante de su vida, me parece importante reconocer su tenacidad para gestionar y realizar un proyecto de este calibre.

 

 Pienso, mientras escribo estas notas, que una historia del jazz en Colima no podría prescindir de una figura tan importante como ella y su compañero de vida, el gran armonicista Angelberto Pibe Árcega. 

  La lista de músicos vinculados al jazz y al blues en Colima es bastante larga y variopinta y ya habrá tiempo para escribir de cada uno de ellos. El futuro de este festival no lo espero únicamente en los grandes artistas que tendremos el honor de recibir en los próximos años, sino también, en el interés y la huella sonora y visual que algunos jóvenes músicos colimenses están comenzando a tener por este género, tan noble y tan incluyente.

Diana Peña, Ofelia Guerrero y Karina Robles con Anahí Luna.

La gran lección, como siempre, la aporta el jazz, un generoso movimiento musical y social, transfronterizo y local a su vez, que desde su nacimiento ha luchado por promover la paz y el diálogo cultural. Gracias a este importantísimo festival, único en su género a nivel nacional, esta ciudad está escribiendo su propia historia musical. Son las notas de jazz que suenan a amor, las que llegaron para quedarse. Enhorabuena por Colima.






Fuente: columna La nube y el reloj. Diario de Colima. 10 de junio de 2012.
Con imágenes de: Tania Lozano, Lorena Hernández, Arcelia Pérez, Fito Molina y Arte y cultura.
 

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